El poder de una declaración

Este espacio comienza con una declaración "Iquique para Cristo", despojándonos un poco de la carga doctrinal y enfocándonos en el significado de la palabra, declaración es una manifestación de voluntad, una exteriorización de la voluntad.

Hay requisitos para que una declaración de voluntad valga:

1º Debe ser EXTERIORIZADA: Ya sea por palabras o actos la voluntad debe expresarse si queda en los corazones o en el pensamiento no produce efecto alguno en los demás.

2º Debe ser SERIA: es decir con el propósito de producir consecuencias, sí es solo en son de broma o a vía ejemplar, no obliga al declarante.

3º Debe ser REAL: Esto quiere decir que lo que se expresa en una declaración de voluntad debe ser concordante con lo que en el fuero interno uno deseaba declarar.

Hemos escuchado por muchos años proclamas que quedan solo en declaraciones de buenas intenciones o de ideales, pero para que realmente sea una declaración que valga para nosotros y más aún para Dios lo que digamos debe involucrar una VISION, DETERMINACION, ACCION y RESPONSABILIDAD, no hacer declaraciones en las que no pensamos involucrarnos, en las que no pensamos ayudar en nada.

Si queremos que esta declaración "Iquique para Cristo" sea una realidad, como estoy seguro que es la voluntad de Dios, nos hace falta ser serios y responsables, vivir por ella, anhelar su realización con todo nuestro corazón, pero también respaldarla con actos, como dijo el apóstol Pablo: "Y ¿cómo oirán si nadie les predica?".

Para que Iquique sea para Cristo primero tenemos que serlo nosotros mismos, nuestros empleos, nuestras escuelas, nuestras universidades o institutos, nuestras iglesias, los hospitales y los tribunales y lugares de gobierno, nuestras calles y plazas, nuestras juntas de vecinos y organizaciones sociales. Así como Pablo se paró a predicar las Buenas Nuevas en lugares como el Partenón nosotros también debemos hablar de Jesús en todos los lugares en que Dios nos pone.

Dios con todo su corazón ama esta ciudad cada grano de arena, cada alma, cada congregación, cada oficina y casa, cada rincón de ella, y como dice la Palabra aún "El anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios.". Romanos 8:19. Esta tierra también gime por nuestra manifestación, anhela a su Creador y sus bendiciones, pero hay algo que impide que toda la gloria llegue a este puerto si bien hay evangelizaciones en iglesias locales, y algunas lo hacen muy bien por cierto, para tomar una ciudad se necesita más que una tribu se necesita una acción de Reino, oremos por nuestros hermanos, por nuestros pastores y ministros, y por sobre todo oremos por los que no le conocen, por los hambrientos, los presos, los que no tienen esperanza, los enfermos y los desconsolados de nuestra bella ciudad.

Y actuemos, como escuche una vez "si quieres ver cosas nuevas, no puedes seguir haciendo lo mismo", busquemos más de Dios y oremos para conocer sus planes para conquistar esta ciudad para su Reino.

Dtb

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